Gran parte de la riqueza cultural caboverdiana no fue transmitida por la escritura sino por la tradición oral. Es por eso que el criolo no deja de ser un idioma hablado más que escrito.
1. Literatura oral,- Cuentos de Ti Lobo y Xibinho, donde el narrador nos hace descripciones vivas, buceando y transportando al lector a un mundo imaginario, haciendo sentir un parte viva en una situación nunca vivida. - Los contadores de cuentos pierden la noción del tiempo, concentrados y viviendo los momentos como si fuesen de la vida real. Para eso se debe juntar una descripción del ambiente, una entonación de los gestos y una especial atención a los oyentes.- Es interesante las supersticiones y los tabús, las historias solo deben ser contadas después de la puesta del sol. En algunas islas se llega a decir, “konta stória di di ata mata mãe” (quien cuenta una historia a la luz del día corre el riesgo de perder a la madre).
- Antiguamente era frecuente ver a un grupo de niños y adultos oyendo cuentos e historias con gran expectativa y silencio, saboreando cada palabra, cada gesto del narrador.
- Los temas tratados: desde hechos de la vida real hasta situaciones imaginarias.2. Adivinanzas populares, “adivinhas populares”,- Este juego consiste en desafiar al rival mediante capacidad lógica, practicado por niños y adultos. Los temas tratados nuevamente son del día a día.
- Al principio tuvieron un origen didáctico pero después se fue transformando en un pasatiempo.
- En las islas de Barlovento, especialmente en Santo Antão, aparecen adivinanzas en verso de origen portugués. Son estrofas y los versos riman entre si.
- Ejemplos:
o N ten nha rapasinhu, pa n odja-l si korpu denti N ten ki tra si kamisa, pa N odja-l si korpo N ten ki rinka-l si denti – SPIGA´L MIDJU (ESPIGA DE MILLO)
o Nha mudjer gravida so el txiga kasa el pari – LANTXA INTXIDU DI PEXI (BOTE CARGADO DE PESCADO)
- Antiguamente en la isla de Santo Antão era frecuente el desafío de adivinanzas en las horas de descanso. Muchas personas eran consideradas invencibles en este género. A veces la solución era tan difícil que no conseguían encontrar la respuesta y la persona que la contó exigía un grogue para dar la solución exacta. La solución era tan simple, que los que no consiguieron solucionarla, se llamaban burros y mandaban servir un grogue más.
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